a raiz de la tapa de crotica de ayer, del titular completamente mala leche respecto a la entrevista a la ministra de salud Graciela Ocaña, en este humilde blog me hice eco del mismo en el post "el titulador" (aldo jarma y walter tambien publicaron al respecto) paso a postear un articulo publicado hoy en el diario el argentino escrito por Eduardo Anguita en el que nos cuenta mas-menos el modo en que algunos medios llevan al paroxismo (yardaaaa) eso del "vale todo"
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En las guerras, dicen algunos que sobrevaloran el periodismo, la primera víctima es la verdad. Las guerras mediáticas a vecen son patéticas. La tapa del diario Crítica de ayer prometía una revelación. Una gran foto de la ministra de Salud, Graciela Ocaña, y un entrecomillado vibrante: “Cobos es un buen hombre”.
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Para algunos periodistas a veces es difícil de vencer la tentación de jugar al movilero. Entonces, hacer preguntas a quemarropa puede servir para sacar de quicio a alguien. “Usted tiene la etiqueta de honesta…”, le dejó picando el entrevistador y transcribe: “(Se enoja) ¡Mire, yo no hago de honesta. Soy honesta!”. Desde ya, esa respuesta no denota ningún enojo si uno piensa en lo poco respetuosa que fue la introducción del entrevistador. Pero trae un grave problema: poner casi en ridículo al entrevistado, hacerle sentir que se equivocó y que tendría que lamentarse de estar frente al grabador. Y peor aún, ver cómo el titulador le ponía la frutilla al postre con una frase cortada a cuchillo.
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La pregunta usted ya se la hizo y es de cajón: ¿qué pretende ese manejo? Hacer el juego a la profecía de que Graciela Ocaña es una extraña en ese gabinete y que tendría que renunciar porque hay quienes no la quieren. Y que entonces, ella tendría que callarse la boca o aprender que cuesta caro hablar. En consecuencia, mejor que decir es hacer y en boca cerrada no entran moscas. Para tranquilidad de muchos, espero que no sea ésa la conclusión. Porque Ocaña podrá acertar o no en darle una entrevista a tal o cual medio. Pero sería malo que la culpa recaiga en la víctima de la trampa y no en quienes la tendieron.
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Entre los periodistas suele aceptarse la costumbre de no opinar o analizar lo que hacen otros periódicos. Pero si para los futbolistas la pelota no se mancha, para los comunicadores, la palabra del entrevistado se respeta, no se la edita groseramente. Porque en ese manejo pierde la información, pierde la capacidad de fiscalización de los actos de gobierno. Y Ocaña hizo una gestión en el PAMI que llevó a la Presidenta a ponerla al frente de una cartera como la de Salud. Es ella misma la que denuncia que algunos medicamentos se compran entre tres y siete veces más caros que en otros países. Y avanza para que el Estado no siga pagando sobreprecios y para que el presupuesto llegue a los que más necesitan.
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Desde el periodismo, más de una vez, se le hace el juego a los poderosos de los laboratorios o las grandes empresas prestadoras. Por los avisos, por los lobbies. Otras veces, por pura imbecilidad. Y a veces los imbéciles pueden lo que no logran los dañinos.
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aclaro (porsilasmoscas): lo del titulo va a modo de deseo, no de aseveracion ni nada por el estilo, las negritas en rojo (?) van en joda, en serio, seria genial saber que los periodistas dan vueltas por los blogs, que lo hagan saber (y que manden saludos =)
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A propósito de Crítica, Ocaña fue manipulada-
En las guerras, dicen algunos que sobrevaloran el periodismo, la primera víctima es la verdad. Las guerras mediáticas a vecen son patéticas. La tapa del diario Crítica de ayer prometía una revelación. Una gran foto de la ministra de Salud, Graciela Ocaña, y un entrecomillado vibrante: “Cobos es un buen hombre”.
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Cualquiera hubiera pensado que la tan mencionada salida de la ministra de Salud se estaba concretando, y encima con el apoyo a Julio Cobos. Pero los editores, a veces, se pasan de la raya. En este caso, con una manipulación de manual de censura: la frase completa –transcripta por el periodista en su tercera pregunta– era: “Cobos es un buen hombre, equivocado, porque yo lo voté para acompañar a la Presidenta”. El que tituló ni siquiera puso los puntos suspensivos para indicar que no había terminado la frase, lo cual muestra un grosero error de sintaxis, que no debería pasar porque las tapas las hacen los periodistas más experimentados y revisadas por los correctores. Pero hay algo más que resulta extraño. Si un periodista oye una frase que no tiene lógica debe repreguntar. En este caso, si realmente Ocaña dijo eso, la repregunta es: “¿Cómo es la relación entre que esté equivocado y que usted lo votó?”. Pero no, una parte de una frase con algo que no cierra se utiliza para hacer tapa a título completo. Pero este artículo no pretende ser una lección de sintaxis. Cualquiera puede pensar que si Ocaña le da una entrevista a Crítica se presta a un juego del gran partido opositor: el de algunos medios grandes y de otros en declive. Y ésa es, también, una mala lectura, porque la libertad de prensa no es pensar que todos los medios van a tratarte bien sino aceptar los enfoques editoriales y las preguntas distintas que va a formular cada grupo editorial. Ésas son las reglas de juego siempre y cuando no se tergiverse al grado de la mentira. Cortar una frase para cambiarle el significado es lisa y llanamente una mentira. El problema es que los lectores, más allá de sus ideas quieren saber si el ministerio está haciendo cosas para mejorar la salud de la gente y si los recursos son más o menos que en otros años. ¿O seré tan ingenuo de creer que los lectores prefieren los escándalos y los rumores de crisis que saber cómo van los indicadores de salud?-
Para algunos periodistas a veces es difícil de vencer la tentación de jugar al movilero. Entonces, hacer preguntas a quemarropa puede servir para sacar de quicio a alguien. “Usted tiene la etiqueta de honesta…”, le dejó picando el entrevistador y transcribe: “(Se enoja) ¡Mire, yo no hago de honesta. Soy honesta!”. Desde ya, esa respuesta no denota ningún enojo si uno piensa en lo poco respetuosa que fue la introducción del entrevistador. Pero trae un grave problema: poner casi en ridículo al entrevistado, hacerle sentir que se equivocó y que tendría que lamentarse de estar frente al grabador. Y peor aún, ver cómo el titulador le ponía la frutilla al postre con una frase cortada a cuchillo.
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La pregunta usted ya se la hizo y es de cajón: ¿qué pretende ese manejo? Hacer el juego a la profecía de que Graciela Ocaña es una extraña en ese gabinete y que tendría que renunciar porque hay quienes no la quieren. Y que entonces, ella tendría que callarse la boca o aprender que cuesta caro hablar. En consecuencia, mejor que decir es hacer y en boca cerrada no entran moscas. Para tranquilidad de muchos, espero que no sea ésa la conclusión. Porque Ocaña podrá acertar o no en darle una entrevista a tal o cual medio. Pero sería malo que la culpa recaiga en la víctima de la trampa y no en quienes la tendieron.
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Entre los periodistas suele aceptarse la costumbre de no opinar o analizar lo que hacen otros periódicos. Pero si para los futbolistas la pelota no se mancha, para los comunicadores, la palabra del entrevistado se respeta, no se la edita groseramente. Porque en ese manejo pierde la información, pierde la capacidad de fiscalización de los actos de gobierno. Y Ocaña hizo una gestión en el PAMI que llevó a la Presidenta a ponerla al frente de una cartera como la de Salud. Es ella misma la que denuncia que algunos medicamentos se compran entre tres y siete veces más caros que en otros países. Y avanza para que el Estado no siga pagando sobreprecios y para que el presupuesto llegue a los que más necesitan.
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Desde el periodismo, más de una vez, se le hace el juego a los poderosos de los laboratorios o las grandes empresas prestadoras. Por los avisos, por los lobbies. Otras veces, por pura imbecilidad. Y a veces los imbéciles pueden lo que no logran los dañinos.
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aclaro (porsilasmoscas): lo del titulo va a modo de deseo, no de aseveracion ni nada por el estilo, las negritas en rojo (?) van en joda, en serio, seria genial saber que los periodistas dan vueltas por los blogs, que lo hagan saber (y que manden saludos =)
Por una de esas, ayer compré el Buenos Aires ECONÓMICO. Las noticias habituales, coyunturales y ... me detuve en el artículo de Eduardo; un maestro, como vapuleó en escueto análisis a la runfla que dice hacer periodismo. Bien y valiente lo de Anguita, comprometido con las ideas cabales que encuadran a lo que todos buscamos. Esto es, un poco de "verdad" verdadera y salir del discurso único y perverso de las corporaciones mediáticas y de los loquitos "egos" del dogor Lanata.
ResponderBorrarCoco Plaza.
@santiago: coincido con tu comentario
ResponderBorrargracias por pasar
Je.
ResponderBorrarBarthés diría " Et tu, titulador ? "
;-)
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