Después de mucho trajinar por el interior de Santiago me animo a escribir esta notita. La idea es agradecer por un lado a todos los amigos que se han tomado el trabajo de reflexionar y compartir sus ideas a través de notas y artículos por distintos medios: Facebook, correo electrónico etc. Por otro, el de ejercitar la escritura y poner en orden algunas cuestiones que fueron apareciendo mientras leía velozmente todo este material acumulado.
Como primer reflejo diría que están pasando cosas. Cosas que necesitan pensarse largamente o, por lo menos, no cerrarlas apresuradamente. Digo todo ésto porque después de leer varias argumentaciones advierto que son muchos los sucesos que ocurren y merecen un procesamiento que, por ahora, no estoy en condiciones. Ayer me preguntó en la calle un amigo qué opinaba de la muerte de Kirchner. Le contesté que no sabía bien porque las urgencias que necesitaban resolución práctica estos días, donde estuve implicado en el Censo, me impidieron masticarlo como se merece. Acto seguido pensé en la muerte de Ferreyra, el chico de 22 años asesinado por la patota sindical de los Ferroviarios. Un hoyo de 700 metros de profundidad con 33 en la incertidumbre. El recuento de Toyotas Hilux en el centro hoy por la mañana… Y tantas otras cosas… La lección es que la sobrecarga de información nos proporciona un vértigo que nos arruina el buen pensar. Entonces tengo cuadros, como en un videoclip de rock.
Caballos
En la escuela de Rubia Paso, departamento Salavina, los maestros llegan a las 6 de la mañana. Después de recibir los materiales: Cuestionarios, hojas de ruta, lápiz, credenciales etc. salen a cumplir con la tarea de censar. Algunos en moto, otros lo harán caminando porque les toca cerca de la escuela. Pero los hay quienes revisan monturas y jerguillas, el segmento es complicado: Cruzar dos ríos e internarse monte adentro. Hace calor pero se los ve bien de ánimo. Los caballos son el medio que les permitirá llegar a las casas de sus alumnitos bilingües. Caballos como en el cruce de Los Andes.
Pingüino
Es domingo. Todavía no pude verlo. En rigor, nos cruzamos en el ascensor de la Dirección de Estadísticas y me dijo:
-“No sé pero ese día necesite abrazarte”. Yo le dije que mi compañera me había contado y que cuando terminara este quilombo del censo hablaríamos.
En su casa lloró la mamá, el padre, el perro, las plantas. Todos. Con mi compañera nos acordamos siempre de el cuando vemos una foto de Evita, una remera, todo eso que evoca ese gran enigma que llaman Peronismo. Lo cierto es que yo me enteré por un llamado al celular del chofer que nos llevó a Salavina. Al principio pensé que era una broma, pero pudimos confirmarlo por la radio . Ese día no pude parar porque tuvimos que estar hasta la medianoche solucionando problemas.
No soy Peronista. Pero siento un gran respeto por aquellos que sintieron que la única vez que fueron tenidos en cuenta fue con Evita o Perón. Y ahora con Kirchner o Cristina. Hablo de esas gentes sencillas, como mi abuelo que sólo reconocía dos amores: El peludo y Boca. Era radical porque sentía que Irigoyen lo había tenido en cuenta. Lo mismo pasó después con las generaciones que recibieron beneficios sociales de mano del Peronismo. Murió “el pingüino” y todavía no pude abrazar a mi amigo. Igual me siento bien porque pienso que le dejé los escritos de Cooke. Y no hay nadie mejor que el para tenerlo. De los “gordos” con su patota… Bueno, ya ajustaremos cuentas. Mientras tanto, observo la fotocopia de un cuento de Carver: “Llámame si me necesitas”.
Asado
En la escuela de Pocitos llega el mediodía. La gran mayoría de maestros salió a censar. Pero algunos se quedaron. El fuego está listo y tiran carne a la parrilla. Monte adentro doña Irma invita algo de guiso a mi hermana. Sabe ella- mi hermana- que no podrá llegar a todos los ranchos pero igual va a ir al día siguiente. En el 2001 le había tocado censar 35. Los que quedaron en la escuela después de comer el asado van a dibujar los datos. Los crímenes tienen distintas magnitudes. Los hay grandes y también están esos otros: Pequeños, casi imperceptibles pero no dejan de ser lo que son: Aberraciones.
Mariano
Lo puse como foto de perfil. No pienso sacarla. Podría haber sido yo. Supongo que él también debe haber leído “Mi vida”, “La revolución Rusa”, o “Carta a la Juventud”, de León Trosky. Supongo que fue a alguna escuela de verano para aprender el ABC del marxismo. La teoría de la lucha de clases. Leí que empezó a militar a los trece años, cuando fue elegido delegado de su curso. Que era tornero y empezó a militar en la facultad en el CBC. Su madre es maestra. Mi vieja también. En las fotos se lo ve sonriendo, haciendo carteles del partido. Soñaba con el socialismo. Mariano cayó en manos de los que seguramente despreciaba: La patota sindical, esos que él sabía, son enemigos de la clase obrera. Una vida quebrada en Octubre, el mes de la Revolución que más amaba. Mariano podría haber sido mi amigo. Pero nunca se sabe.
Cecilio
Es domingo. Por la mañana tome café en una confitería del centro. Vi desfilar muchas camionetas 4x4. Compré la revista de fútbol para mi hijo. Y pensaba desordenadamente en cosas como la justicia, la estafa, los robos… La muerte. Ayer por la tarde el amigo Esteban Brizuela contaba su parecer sobre el genocidio nazi. Hablamos de esa cosa que escribió Adorno: “Después de Auschwitz, escribir poesía es una barbaridad”.
Y aquí estoy tecleando, sin saber bien por qué. . . Y mañana van a dar la sentencia del Juicio que va a hacer historia en Santiago del Estero: Después de 34 largos años quizás Cecilio Kamenetzky sonría como en la foto que se hizo masiva. Pienso también en Adela su hermana, en doña Elena, la madre. . . Pienso que Julio Carreras debe estar ansioso ahora mismo. Giribaldi, Mario Alejandro, va a estar cantando las canciones de Víctor Jara y César Isella de nuevo. Puedo ver ahora mismo también la gente afuera del Juzgado: Los obreros de Las Madres con sus cascos amarillos, los militantes de derechos humanos, los del Mocase, los de la universidad. . . Todos.
Y van a estar escondidos, como las ratas; porque no creo que se animen a escuchar la sentencia: Ellos, los asesinos y torturadores. Ojalá sea un claro día de justicia.
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Nestor Mendoza es mi amigo, y despues de laburar muchisimo por el pais, por nosotros, en el Censo, escribio estas lineas, y un parrafo fue para mi, y se lo agradezco compartiendo su texto con quienes pasan por este cada vez mas pequeño blog
Pueden leer mas de el en el blog de la jeta literaria, lugar de encuentro para los literatos de Santiago del Estero
La imagen es una foto de Cecilio Kamenetzky, desaparecido en los años negros de Argentina, ayer se hizo un poquito de justicia a su memoria
La Mariátegui es la agrupacion que integro en la UNSE, y el martes 9 vamos a la eleccion del Centro de Estudiantes de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud (si, todo eso junto), y si se da aquellos de Feimann y las buenas personas, vamos a ganar
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