No escuchar, es no hacerse cargo, o peor: asumir que uno no puede hacer nada por modificar una determinada situación.
Me encantaría poder prometer que de ahora en más voy a empezar a escuchar. Pero a escuchar cosas que dicen personas que realmente importan, o a las que realmente importo. ¿Pero como me doy cuenta de esto?
Es en extremo desagradable saber que uno no puede cambiar el rumbo de la historia, y quedarse callado. Soy consciente que decir “hey, yo no puedo hacer nada” puede sonar un tanto a cobardía. No soy consciente para nada en los momentos en que el mejor sonido es el silencio. Soy lo que odio. No soporto a las personas que siempre tienen algo para decir sobre cualquier cosa, y yo mismo soy uno de ellos. Siempre dispuesto, cual boy scout, a decir lo que alguien ya dijo en la televisión, en la radio, o ha escrito en algún diario o revista. Siempre dispuesto a modificar un poco el mensaje, y quedar como el ocurrente al que se le ocurren esas cosas que digo, que suenan inéditas, pero que en el fondo no son para nada creaciones mías (gracias a Cacho que no son creaciones mías, lastima que jamás pueda crear algo; Cacho = Dios)
Soy lo suficientemente grande para saber cuales son mis responsabilidades, pero también muy niño para odiar a alguien o algo. A veces creo que tengo mucho afecto para dar, y cuando tengo que hacerlo, evito de todas las maneras hacerlo. Por tanto, el egoísmo en mi cuerpo es mayor que el cariño, el afecto o el amor que pueda llegar a sentir por algo, por alguien, o por algún grupo de personas.
Creo que el destino hasta este momento está siendo un tanto injusto conmigo. No se cuanto tiempo mas pueda aguantar hasta que estallé en una queja que llegue a los oídos de las personas que tengan el poder de hacer su trabajo, es decir, de torcer el camino hacia el destino que me corresponde. Aunque a decir verdad, no se muy bien lo que me interesa, ni adonde quiero llegar. De que quiero llegar a algún lugar estoy completamente seguro, solo que no se como quiero llegar, ni en que estado. Quiero ser sorprendido, quiero no saber nada, y enterarme de todo, de a poco, pero no quiero, ni estoy dispuesto a esperar demasiado. No quiero que haya demasiadas tristezas en el camino, de vez en cuando algún golpe de cabeza contra el suelo estoy dispuesto a aceptar, pero solo de vez en cuando. Tampoco deseo que sea color de rosa todo lo que me espera, desde hoy; además el rosa no es uno de mis colores favoritos, aunque esta bien. Prefiero el violeta, el rojo y el gris, siempre el gris. Siempre que pueda ubicarme entre los extremos, no importa cuan cerca de uno o de otro, voy a estar cómodo.
A veces me cansa estar cansado, y eso no me gusta para nada. Creo que no hay peor queja que la de estar cansado. Y muchas veces la utilizo para justificarme y evitar realizar actividades que tranquilamente podría hacer, y no hago porque me falta la cuota de voluntad que debería tener todo ser humano en una cantidad exagerada. Aunque definitivamente todo seria un quilombo de características épicas (demasiado rebuscada la última oración: P)
Bueno, nada más. Si alguien lee este espacio en algún lugar de la tierra, gracias. Saludos, que la fuerza los acompañe.
Ah, la frase en negrita creo que es de mi creación. ± [masmenos, a muerte]
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